jueves, 31 de diciembre de 2015

Adiós 2015


Hoy, último día del año 2015, escribo desde la comodidad de mi camita, con un café en mano y junto a mi pequeñita dormilona. Lo reconozco: estoy agotada (la maternidad es hermosa pero cansadísima... quieras que no), y por lo mismo, deseo ser breve.

Este año lo inicié muy enamorada y muy feliz. La felicidad fue completa cuando supe que estaba embarazada. Desde ese día, mi pequeñita empezó a luchar. Primero porque no parecía que fuera una fecundación exitosa, y después porque nació dos meses antes de lo previsto, lo cual hizo que permaneciera en la Unidad de Cuidados Intensivos. Nunca había sentido tanto dolor, pero tampoco ninguna experiencia me había hecho madurar tanto. De mi hija aprendí lo que es el espíritu de lucha y amor a la vida. Ahora es una pequeña incansable llena de energía y mi gran maestra que me enamora todas las mañanas con su sonrisa. 

Como era de esperarse, mi vida dio un giro de 360 grados cuando me convertí en mamá. Y sí, me sentía medio extraviada. Cuál sería mi sorpresa al reencontrarme con muchas amigas que ya lo eran y al conocer personas extraordinarias, padres primerizos también, que me regaló la UCIN y con quienes estoy creciendo en este camino de la maternidad. 

Sin duda ser madre, es el mejor regalo que recibí este maravilloso año.

Sin embargo, también crecí en otros aspectos. Terminé por alejarme de todas aquellas personas que no aportaban nada a mi vida más que críticas y chismes, algunas de ellas, personas que conocía desde hace muchísimo tiempo. No me dolió, por el contrario, me sentí muy liberada, pues aprendí a rodearme de personas positivas y amistades verdaderas que siguen y seguirán siempre en mi corazón.

Además, a punta de golpes y mucho dolor, aprendí que quien no quiere estar con uno, no puede ser obligado y que el amor, en todas sus facetas, se demuestra, no sólo se expresa, pues como bien dicen, las palabras se las lleva el viento.

También aprendí a soltar y a cerrar ciclos en mi trabajo, con algunas viejas amistades y con el padre de mi hija. Me di cuenta que no vale la pena aferrarse a las cosas, situaciones o personas, porque cuando lo haces, corres el riesgo de no ver las nuevas oportunidades que la vida te presenta y que pueden ser sorprendentes.

Quiero agradecer a todas las personas que formaron parte de mi historia 2015. Gracias a mi mami, a mi sister y a mis dos hermanitas elegidas por nunca soltar mi mano cuando peor la estaba pasando. Gracias por ser mi sostén ahora que soy madre. 

Gracias a mis ovejas adoradas por tantas buenas pláticas y por tan extraordinarios momentos. Gracias mami amigas por compartir este camino conmigo, por sus consejos y sus porras. A los viejos y nuevos amigos, gracias por estar aquí para compartir un café, una conversación, una salida al teatro o unos tacos.

Gracias a quienes se han desaparecido de mi vida demostrándome lo fuerte que puedo ser. Gracias a quien me hace creer en el amor nuevamente y gracias a Dios por permitirme ser madre de una pequeña encantadora que día a día me enamora con su sonrisa.

Les deseo mucha salud, mucho amor, muchas bendiciones y muchos buenos momentos en el año que está a punto de comenzar. Espero que muchos de ellos podamos compartirlos. Vamos por más lágrimas, por más anécdotas, por más abrazos, por más besos y por más risas. 

Por último, iba a comprarme calzones rojos para el amor y me di cuenta que estoy rodeada de amor en todas sus manifestaciones. Después pensé en comprarme unos amarillos y pensé que el dinero solo llega trabajando. Así que bueno, me pondré unos morados... Ahí luego me dicen que significa.

¡Feliz 2016!

viernes, 20 de noviembre de 2015

¡Hasta siempre!


El día comenzó con un mensaje que decía: “Mi ángel hermoso abrió sus alitas y se me fue al cielo, después de tanta lucha no se pudo amiga”. En ese momento se me partió el corazón al saber que “S”, el primer amigo de mi hijita y su compañerito en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), había partido. Incluso, ahora mismo se me saltan las lágrimas de tristeza al pensar en el dolor que mi querida amiga, la mami de “S” está sintiendo.

Recuerdo a este enorme guerrero con mucho cariño. Mi hijita estaba delante de su cuarto, así que éramos “roomies”. Cuando yo me encontraba más desesperada, tuve la fortuna de coincidir con sus papás, personas extraordinarias, muy valientes y comprometidas con su hijo. Unos excelentes padres. Ellos no lo saben, pero su presencia hizo más fácil mi estadía en la UCIN y sus palabras más de una vez me salvaron de la depresión y la tristeza.

En esos momentos entendí que sólo unos padres que han tenido el primer contacto con su hijo a través de una incubadora y que han vivido en carne propia el día a día con un bebé conectado a aparatos y con un montón de cables cruzando por su cuerpo, son capaces de apoyar a otros padres que se encuentran en las mismas condiciones.

“S” era un niño excepcional, que luchó incansablemente durante 7 meses. Lo recuerdo enorme, con sus ojitos pispiretos y su cabello rubio. Era, además de un bebé hermoso, un pequeñito con mucha energía que se defendía con fuerza, pero que al mismo tiempo aceptaba noblemente cada uno de los procedimientos a los que era sometido. Un luchador incansable que se ganó el corazón de todos los que tuvimos oportunidad de conocerlo.

Algunos podrían decir que nuestro amiguito “perdió la batalla”. Yo no lo creo. “S” ganó. Ganó porque estoy convencida de que cumplió cabalmente su misión en este mundo terrenal y nos dio verdaderas lecciones de vida. Generó vínculos de amistad irrompibles y nos mostró que ante cualquier adversidad se podía luchar e incluso sonreír.

Recuerdo que todos los días yo le decía a mi nena que “S” era su amigo y que algún día jugarían juntos. Curiosamente, mi hija salió el 18 de septiembre de la UCIN y “S” se fue al cielo justamente 2 meses después, el 18 de noviembre. Creo que ambos tienen y tendrán un vínculo permanente. Estoy convencida de que algún día volverán a encontrarse y de que mi hija aprenderá muchas cosas cuando comprenda el significado de haber estado 50 días en la UCIN rodeada de bebés extraordinarios y compañeros de batallas.

Querido “S”: Definitivamente no te has ido. Estás vivo a través del ejemplo y enseñanzas que nos dejaste.
 
¡Hasta siempre nuestro pequeño gran guerrero! La pettite y yo te llevamos y te llevaremos siempre en nuestro corazón.

*Con todo mi amor, respeto y reconocimiento a los papás de un guerrero.

sábado, 7 de noviembre de 2015

¿Conciliación laboral y familiar?



Recientemente mi hija cumplió tres meses de edad cronológica y uno corregida (nació a la semana 31 y permaneció 50 días en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales), así que al trabajar en el gobierno federal de mi país (México), específicamente en un organismo descentralizado que depende de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, también concluyeron los tres meses de incapacidad por parto a los que las mujeres derechohabientes del Instituto para la Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) tenemos derecho.

Durante la presente administración, pareciera que se ha dado muchísima importancia al tema de la lactancia materna y la no discriminación, sin embargo, la realidad está muy alejada de los discursos políticos.

En este post, me referiré a mi experiencia personal en relación con esto. No significa que en todos lados sea así, pero es sorprendente que en el lugar donde trabajo, considerado el año pasado, como uno de los "mejores lugares para trabajar" ("best place to work"), sea imposible desempeñarse simultáneamente como madre y como profesionista, sobre todo si tu puesto es considerado "de confianza" (algo que yo resumiría en no tener horarios y estar ahí cada vez que se necesite). A lo anterior, habría que sumar que existe demasiada ignorancia de los jefes y utilidades en relación con el denominado "permiso de lactancia".

Específicamente, a mí me sucedió lo siguiente. Primero, me dijeron que ya han tenido demasiadas concesiones conmigo, cuando cada una de mis incapacidades de maternidad estan respaldadas y otorgadas debidamente por el Issste. Me han señalado, que casi casi como un favor o una concesión más, mi permiso de lactancia consistirá en salir de lunes a jueves a las 6.30 de la tarde, porque salimos a las 8 pm (cabe destacar que el horario es en realidad es de 9 am a a 7 pm de lunes a jueves y de 9 a 4 los viernes, con una hora de comida, pero en México, al ser trabajador "de confianza" eso no se respeta).

Eso por lo que corresponde al permiso de lactancia. Ahora me referiré al cuidado de los hijos. Específicamente, y a pesar de que dentro de la misma unidad administrativa donde trabajo, existe gente que llega las 11 de la mañana o personas que toman de tres o cuatro horas de comida, en mi caso, me han señalado que "le haga como pueda" con el cuidado de mi hija, porque no puede haber diferencias (¿?) y el horario, me guste o no, es de 9 am a 8 pm. Con estas condiciones, ¿de verdad este organismo descentralizado es un "great place to work"?

Veamos. La guardería estatal cierra a las cuatro de la tarde, lo cual implica que cualquier mujer que trabaja en el gobierno debe utilizar su hora de comida para pasar por sus hijos y transportarlo a otro lugar donde los cuiden por la tarde, e incluso una parte de la noche.

Por supuesto existe la opción de pagar una guardería particular, ya sea durante la mañana o todo el día, sin embargo, el costo oscila entre los 2 mil hasta 10 mil pesos y tienen un horario de siete de la mañana a, cuando mucho, ocho de la noche. Por lo tanto, con un horario laboral de nueve de la mañana a ocho de la noche, es imposible que alcances a recoger a tu hijo antes de que cierren. Por otra parte, si dejas a tu hijo en la guardería solamente durante la mañana, debes conseguir alguien que te lo cuide en la tarde, pueden ser los abuelos o alguna nana cuyo costo oscila entre los 4 mil y 5 mil pesos al mes media jornada (una nana que cuide a tu hijo jornada completa, puede alcanzar el costo de hasta 12 mil pesos).

Las cosas se complican si tienes que pasar a la hora de la comida por tu hijo a la guardería, hay mucho tránsito para trasladarlo a otro lado (en la Ciudad de México siempre hay mucho tránsito), no tienes un familiar o amigo que te lo cuide, o vives demasiado lejos de la oficina.

Definitivamente, es un panorama difícil, razón por la cual, muchas mujeres han optado por dejar de trabajar o volverse mujeres emprendedoras, tratando de iniciar un negocio desde casa. En mi caso, soy una persona que mantiene sola a su hija, por lo que enfrentarme a esta situación ha sido muy decepcionante, doloroso y muy duro, pues después de ocho años de trabajar en este lugar, me he topado con jefes misóginos y un ambiente completamente discriminatorio.

Todo lo anterior, me ha llevado a pensar que no vale la pena ganar mucho dinero (¿?) por ser "empleado de confianza" y gastar más de la mitad de mi sueldo en guarderías y nanas, con la consecuencia de perder momentos valiosos con mi hija. He pensado que quizás sea mejor ganar menos, cumplir con un horario de ocho horas como establece la legislación laboral y darle tiempo de calidad a mi bebé, ahorrándome, al menos, el costo de la nana. Digamos que en ambos casos, económicamente hablando, cono decimos en México, quedaría "tablas", pero con la ganancia de haber disfrutado más de mi maternidad.

Al final, y después de ponerme en contacto con los tribunales y la procuraduría laboral, quienes me han dicho que los trabajadores de confianza del gobierno no tienen derechos y que "me aguante", he decidido que quizá sea mejor conseguir otro trabajo. Me duele, me decepciona, y me hace sentir muy mal que, a pesar de los esfuerzos que está haciendo la presente administración, la conciliación de la vida familiar y laboral en México sea completamente inexistente. Sé que para una mujer como yo que mantiene sola a su hija, esta puede ser una decisión difícil y muchas veces criticada, principalmente por quien no es madre. Sin embargo, estoy convencida de que puedo conciliar ambas cosas, teniendo un trabajo en un horario mucho más adecuado a mis necesidades y definitivamente voy en su búsqueda. Quiero demostrarme a mi misma que se puede, a pesar de toda la problemática que existe en mi país, principalmente representada por la discriminación e ignorancia en relación con estos temas, porque estoy segura de que estoy haciendo lo correcto y de que he tomado la mejor decisión de mi vida: ser madre.
 

 

 

viernes, 9 de octubre de 2015

Me enseñaste...



Tú me enseñaste... Me enseñaste tanto...

Me enseñaste que tú eres todo lo que a mí no me gustaría ser...

Me enseñaste que el dinero no es tan importante como la familia y que cada cumpleaños quiero pasarla al lado de las personas que amo y no sola en un hotel de cinco estrellas, solo porque estoy trabajando...

Me enseñaste que no es suficiente decir "te amo", si ese amor no va acompañado de acciones que lo demuestren...

Me enseñaste que las ausencias no pueden remediarse con chocolates, dulces, libros o regalos costosos...

Me enseñaste que cuando se ama demasiado, no es posible convertir el amor en amistad sin hacernos daño...

Me enseñaste que no vale la pena derramar ni una sola lágrima por una persona que juega con mi tiempo y con mis sentimientos...

Me enseñaste que en una relación, mentir y ocultar son igual de graves y traen las mismas consecuencias...

Pero sobre todo,

Me enseñaste que merezco ser amada de tiempo completo y no solo por temporadas...

Me enseñaste que soy una mujer sumamente valiosa que merece tener a alguien sólo para ella...

Me enseñaste quien soy y que es lo que quiero.

Y lo que quiero, definitivamente, no eres tú
 

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Bienvenida




Querida hija:

Hoy hace dos meses llegaste a este mundo en medio de dificultades y tribulaciones. Ese día empezaste a luchar y a demostrarnos de lo que eres capaz. 

Estando en la UCIN jamás te diste por vencida y nunca dejaste de esbozar esa sonrisita tuya tan simpática, ni de abrir tus inmensos ojos tan expresivos y llenos de amor.

El día de hoy celebro tu segundo mes de nacida desde nuestra casa, a donde por fin hemos llegado juntas. 

Ahora que puedo abrazarte, llenarte de besos, cantarte canciones, leerte cuentos y dormir a tu lado, sé que sin duda todo formaba parte de un plan perfecto diseñado para nosotras. 

Y justo ahora mismo que te observo mientras duermes, puedo ver en ti un espíritu fuerte, digno de las más valientes guerreras.

Gracias hija mía. Gracias por luchar durante casi 50 días. Gracias por ser mi mejor maestra y sin duda, mi heroína. Gracias por demostrarme que Dios no nos abandona y que los milagros existen. Gracias, infinitas gracias por elegirme como tu mamá. 

Ahora las puertas de este mundo se abren para ti, para que tú lo descubras, para que tú experimentes, ¡para que tú lo vivas! Yo te tomaré de la mano y me esforzaré por ser la mejor guía para que seas inmensamente feliz. No te prometo un camino sin piedras, y tampoco te prometo ser perfecta. Lo que sí te prometo es que siempre estaré a tu lado y te acompañaré con todo mi amor.  

Te amo mi adorada hija. Feliz segundo cumplemes.

 ¡Bienvenida a tu casa y bienvenida a la vida!.

viernes, 4 de septiembre de 2015

35 días...




Han pasado 35 días desde que llegaste a este mundo... Tan pequeñita y tan perfecta.

Lo único que recuerdo de tu llegada es que te escuché llorar y entonces sentí mucha paz... Te dí un beso y caí profundamente dormida. 

A pesar de TODO: la preeclampsia, el retraso del crecimiento intrauterino, la cesárea de emergencia, el parto prematuro, la incertidumbre, el miedo y la tristeza, lo habíamos logrado.

La herida de la cesárea no me dolió tanto como el corazón, cuando el pediatra me dijo que dado tu prematurez, pequeño tamaño y dificultad respiratoria, te habías quedado en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).

Así empezaron los días más dolorosos, felices y de mayor aprendizaje de toda mi vida. 

Lloré cuando te vi por primera vez dentro de la incubadora y con oxígeno, cuando te dio una infección tremenda por el cambio de catéter, y el día que yo abandoné el hospital y no te llevaba en brazos. 

Me emocioné cada vez que subías un gramo, cuando empezaste a succionar con el chupón, y en el momento en que tus ojitos se encontraron con los míos. 

Aprendí muchísimo: tolerancia, paciencia, amor, empatía y solidaridad. 

Además, he formado lazos. Lazos de apoyo, de cariño fraternal, de respeto y de agradecimiento con los médicos, enfermeras y otros padres que oran no solo por sus hijos, sino por todos los bebés que se encuentran hospitalizados en la UCIN.

Hoy a 35 días, puedo decir que soy la orgullosa madre de una guerrera que sigue luchando y a la que ¡por fin! pude tener entre mis brazos... Me bastaron estos pocos minutos para sentir el más puro amor del que una mujer puede ser capaz: el amor de madre.

Hoy que te pude cargar mi amada hija, me di cuenta de que este es el primer paso de un largo camino que seguiremos caminando juntas unos días más -quizá semanas- dentro de la UCIN. Seguramente, yo seguiré llorando, emocionándome y aprendiendo. Todo habrá valido la pena el día en que por fin estemos juntas en nuestro hogar.

Te amo mi valiente guerrera. 

martes, 21 de julio de 2015

Ser madre primeriza...




Bien dicen que hay experiencias que hay que vivir para entenderlas con sus altas y sus bajas. Definitivamente, creo que la maternidad es una de ellas.
 
Cuando supe que estaba embarazada tenía grandes planes. Soñaba con trabajar hasta el final de mi embarazo para tener tres meses de incapacidad con mi hija posteriores al parto, quería un parto humanizado y natural sin anestesia, que pasaran 6 meses antes de que tomará leche materna en una mamila, entre otras cosas. Si, es cierto, tenía muchas expectativas.
 
Y de repente, nadie te prepara para lo inesperado.
 
Nadie te dice que la hipertensión gestacional puede hacerle daño a tu placenta y sigues trabajando con horarios extenuantes como al principio, a veces olvidas hidratarte, e incluso cada vez duermes menos. Hasta que llega el día que vas al médico y te ponen en estado de emergencia porque se te está acabando el líquido amniótico y tu bebé padece retraso del crecimiento intrauterino (es más pequeño de lo normal para su edad gestacional).
 
Y entonces, todas esas cosas que esperabas se te derrumban. Las  expectativas empiezan a esfumarse. Las cosas van a ser diferentes a lo que tú imaginabas. No peor, no mejor, simplemente distintas.
 
Y te da miedo. Mucho miedo. Y dolor. Se te parte el corazón en pedazos, como nunca. Además, te enojas. Con todos, con todo. Las lágrimas son inevitables mientras te preguntas y preguntas cuales son las expectativas de vida de tu bebé.
 
Te alejas del mundo. Y sigues llorando. Muchísimo y en silencio. No quieres saber de nada, ni de nadie, sólo te importa que tu bebé esté  bien, incluso a costa de ti misma.
 
Siempre he creído que Dios es sabio y que no te manda más dolor de lo que puedes soportar. Estaba consciente de ello cuando mi papi falleció, cuando mi mami se enfermó... Y ahora era diferente. Estaba perdiendo la fe y me costaba trabajo creer lo que tantas veces me había y había repetido.
 
Hoy ya han transcurrido un poco más de dos semanas desde que me dieron esa noticia. Después de un remolino emocional, mi hija y yo hemos decidido no sufrir por un futuro incierto y nos dedicamos a vivir el presente. Así, hemos librado la batalla semana a semana.
 
Además, he recuperado la fe. Cada vez que alguien me dice que está orando por nosotras, me aferro más a Dios, porque sé que nos tiene algo bueno preparado.
 
No sé qué es, pero confío en el momento presente y dejo el futuro en sus manos.
 
Esa fe y esa confianza me han devuelto la serenidad y me han devuelto la sonrisa. Ese contactar conmigo misma ha sido muy enriquecedor y me ha hecho valorar también a todas esas personas que, a pesar de todo, siguen junto a nosotras extendiéndonos la mano por si es necesario tomarla bien fuerte y echarse a nadar contracorriente.
 
Esta es una de las tantas cosas que seguramente les pasa a las madres primerizas y que pueden ser difíciles de entender y superar. A pesar de ello, todo vale la pena y personalmente, no cambiaría jamás ese dolor, esa preocupación y esas lágrimas por nada del mundo. ¿Y saben porqué? Porque ese, justamente ese es amor de mamá.
 

sábado, 11 de julio de 2015

Silencio


 

He decidido guardar silencio. Silencio para pasar tiempo conmigo misma, silencio para reflexionar y tomar decisiones, silencio para sentirme más relajada y no tener que explicar nada a nadie.

He decidido alejarme del teléfono, de las redes sociales y del mundo porque es necesario, y al final, sé que será enriquecedor. 

Este es un tiempo para mí, para no responder preguntas, no escuchar opiniones, ni recibir consejos. Este es mi tiempo. Mi tiempo precioso de paz, de meditación, de reconocer mi propia respiración, de soledad y de silencio.

Y es que me estoy aprovechando de algunas situaciones complicadas para verlas como oportunidades. Y esta es mi oportunidad de conocerme y conocer mis propios alcances. Es mi oportunidad de aprender yo sola a cruzar el mar sin agarrarme de nadie.

Algún día saldré del ensimismamiento y romperé el silencio. Daré señales de vida y todo volverá a ser como era antes. Mientras tanto, no permitiré que nadie rompa la magia, la magia del silencio.

domingo, 14 de junio de 2015

El día que no fui a bailar...




Desde siempre he sido muy bailadora. Me acuerdo que cuando tenía como tres años mi papá gustaba muchísimo de verme bailotear una canción que iba más o menos así: "Pajaritos a volar, cuando acaban de nacer, su colita han de mover... La la la laaaaa"

Después, durante la primaria era amante de participar en los bailables que se organizaban para festejar el día de la primavera, el día de la madre, el día del maestro, la Independencia de México, la Revolución Mexicana y la Navidad. En esa época no solo era amante de bailar, sino que además descubrí que era amante de disfrazarme, algo que hasta la fecha disfruto muchísimo.

Fue en la universidad que descubrí la música que realmente me gustaba. Y lo que me gustaba era bailar salsa y dar muchos muchos giros. Yo que no tenía ni idea de cómo hacerlo,  afortunadamente me había liado con un chico que bailaba muy bien y que tuvo mucha paciencia para enseñarme. A partir de eso descubrí que disfrutaba más de las fiestas y reuniones cuando, en vez de permanecer sentada en la mesa, me levantaba a sacarle "brillo a la pista".

En los últimos años (hace mucho tiempo que salí de la universidad), incluso he tomado clases de salsa, para después ir a bailar lugares donde tocan música cubana, colombiana, puertorriqueña... Al final, también empecé a enamorarme de la bachata, de su ritmo y de sus movimientos. 

Y no, ni por asomo bailo espectacular y por supuesto no soy ninguna experta. Simplemente que moverme al ritmo de la música me hace sentir bien, contenta, feliz y relajada, igual que cuando madrugo para salir a correr (otra de mis pasiones).

Sin embargo, actualmente las cosas han cambiado un poco. El día de hoy, mis amigas han ido de rumba, y yo estoy aquí, con el ojo abierto a las 2 de la mañana, después de haber dormido sin interrupciones desde las 8 de la noche. ¿La razón? La persona más importante para mí y yo, necesitamos reposo. 

Efectivamente, me han detectado hipertensión gestacional y mi nena y yo tenemos que descansar, así que prácticamente, ir a bailar y desvelarme entre tanta gente, no suena tan atractivo como hubiera sonado hace unos meses (por cierto, tampoco correr). 

Lo más interesante es que, a diferencia de otros momentos en mi vida (como cuando me operaron de la rodilla o tuve una luxación en el tobillo), en esta ocasión no siento frustración o enojo. Por el contrario, siento un amor infinito por esta bebé tan esperada y deseada que crece dentro de mí y que por el momento, necesita una mamá tranquila y relajada. 

Justo ahora me doy cuenta que estos momentos de paz y reposo, me permiten generar un vínculo con mi bebé imposible de explicar. Estos momentos en los que estamos recostadas solas, juntas, escuchando música (incluso esa que a mamá  le encanta bailar), tarareando y platicando... Estos momentos en los que toco mi barriguita y siento claramente los latidos y movimientos de un corazón y cuerpo ajenos a los míos... Esos momentos que me permiten conectarme con mi hija son invaluables y no los cambiaría por una noche de rumba, ni por cualquier otra cosa en el mundo.

Efectivamente, como bien dicen por ahí, un hijo te cambia la vida, y en mi caso, la hace más plena, completa y feliz.

Como dato curioso, justo hace unos momentos, recibí algunos mensajes en mi teléfono de mis amigas "rumberas". En uno de ellos se hacía mención de que en el lugar al que habían ido, el DJ había puesto música de "banda". Me he reído muchísimo, he abrazado a mi barriga y le he dicho a mi bebé: "¡Que horror! ¡Banda! Que bueno que no nos expusimos a tremendo martirio". Luego, juntitas, hemos vuelto a la cama a seguir durmiendo.

miércoles, 3 de junio de 2015

Entre burbujas y patadas...


Mi querida hija:
 
Me lo habían dicho varias personas: "En serio, después de los 5 meses de embarazo, vas a empezar a sentir burbujitas en el vientre y después unas patadas".
 
Total que llevábamos 5 meses y medio juntas y yo no sentía nada. ¿Sabes? mamá es un poco insensible y tiene el umbral del dolor altísimo, así que no me daba mucha cuenta de lo que pasaba e incluso, ya me estaba preocupando.
 
Entonces, llegó el fin de semana. Después de mucho ajetreo y convivencia familiar, el domingo llegamos un poco tarde a casa, así que de inmediato me recosté y mientras yo acariciaba mi barriguita y por ende a ti, de repente sentí.
 
Eran unas olitas en mi pancita, apenas perceptibles. ¡Por fin! ¡Sentía las burbujitas! No cabía de la emoción porque te sentía muy viva en mi ser...
 
Pero la felicidad no terminaba ahí, pues ya me tenías preparada otra sorpresa.
 
Tres días después, en el trayecto del trabajo a nuestra casa , sentí un fuerte golpe en mi vientre que me sacó un "¡ouchhhh!". Interpreté que eso había sido tu primera patada. ¡Y que gran patada!, firme, fuerte y certera... justo como tú en mi vida.
 
Mientras te acariciaba, me reía y te decía "Nena, ya mero llegamos a casa a descansar, pero si pegas muy fuerte, mamá se puede desconcentrar al volante y no queremos que eso pase".
 
Justo había terminado de hablar cuando te quedaste quietecita hasta arribar a nuestro destino... ¡Así que me entendías! No cabía del asombro y de la emoción multiplicada.
 
A partir de entonces, te has manifestado de diversas formas curiosas: a través de las burbujas, las pataditas y un poco de pesadez.
 
Si, así como lo lees. Precisamente hace un par de noches, intentaba dormir del lado derecho, pero te moviste de tal forma que me sentía incómoda y obligada a voltearme del lado izquierdo. Parecía que me decías: "Mamá, ¿no ves que del lado izquierdo me llegan mejor el oxígeno y los nutrientes a mi cuerpecito? Además, de esté lado me gusta más, así que acomodémonos juntas".
 
Así que, como podrás darte cuenta, en muy muy poco tiempo, he sumado más aventuras juntas a nuestras vidas. Y sólo por eso te quiero dar las gracias.
 
Gracias por ser mi bebé y una vez más hacerme consciente de lo que significa ser dadora de vida. Gracias por manifestarte y hacerlo fuerte para que yo me dé cuenta que ahí estás y vives dentro de mí. Gracias por cada burbujita y cada patadita que me das, a veces, cuando más lo necesito. Cada movimiento que realizas me dice: "Mami, aquí estoy y te amo."
 
¿Sabes una cosa mi preciosa bebé? Yo te amo más, mucho más de lo que pudieras imaginar y cada día que pasa a tu lado me siento inmensamente feliz.

domingo, 24 de mayo de 2015

Mi mayor regalo



Llevas cinco meses en mi vientre. Los cinco meses más felices de mi vida y en los que te has portado maravillosamente. Para mí, las historias sobre vómitos, mareos y exceso de sueño están, afortunadamente, alejadas de la realidad y puedo decirte, gracias. Gracias mi perfecto y precioso bebé por dejarme vivir estos meses tan plenos en tu compañía y gracias por darme el privilegio de ser tu madre.

Debo contarte que durante este tiempo me he preguntado cómo serías y he tenido muchísimos miedos: ¿mi bebé vendrá bien?, ¿estará completit@?, ¿que efectos tendrá el haber olvidado un par de días tomar ácido fólico?, ¿le gustará cuando vamos a nadar?, ¿porque no siento movimientos?, ¿y si nunca me patea?... Lo sé, mamá primeriza al fin y al cabo.

En otro momento empezaron a preocuparme otros temas como la inseguridad en mi país (¿cómo cuidaré de ti en una ciudad tan difícil?), la guardería (amb@s sabemos que, aunque mi mayor deseo sería permanecer a tu lado, necesito trabajar, así que ¿quien cuidará de tí en mi ausencia?), tu educación e independencia (¿cómo haré para proporcionarte una educación no tradicional?), la crianza respetuosa (¿porque todos opinan e incluso en ocasiones critican el colecho, los pañales de tela, la lactancia mayor a seis meses de vida y el "exceso" de porteo?), entre otras cosas... Insisto... Mamá con exceso de actividad cerebral y primeriza...

Por otro lado, había estado tan emocionada poniéndote música, leyéndote y dándote masajes, y tú me habías jugado tantas bromas en el ultrasonido, de forma que no podía saber si eras niño o niña, que empecé a darle poca importancia al tema y sólo me dediqué a amarte plenamente y a desear que fueras un bebé sano, y yo una buena madre para ti. 

Hasta el día de ayer que me diste la sorpresa. Una hermosa sorpresa que iluminó aún más mi día y que cambió mis dudas y miedos por afirmaciones y deseos. Y esto es lo que quiero para ti: quiero que seas una persona llena de amor por ti misma, por los demás y por todos los seres vivos, una persona que guste de la naturaleza y las cosas simples, que sea humilde, compasiva, valiente e independiente. Quiero que aprendas a llorar y a reír, a aprovechar los obstáculos y verlos como oportunidades, a ser capaz de dar pero también estar dispuesta a recibir, a ser tolerante, respetuosa y justa. Quiero tomarte de la mano, y ser todo lo que quiero para ti, contigo a mi lado.

Quiero que sepas que, desde ahora, deseo que seas una mujer empoderada, que cuestiona, que defiende, que lucha por lo que desea, que tiene dignidad y que se reconoce valiosa... Pero sobre todo, quiero que seas inmensamente feliz de la forma y como tú lo elijas. Porque efectivamente... ayer recibí la noticia de que ¡eres una preciosa nena! 
¡Te amo, te amo con todo mi ser mi hermosa pequeñita!

Pd. Esta es la canción que te canto... "Nunca podrás sumar lo que te quiero..."

domingo, 17 de mayo de 2015

Carta a un ex-amante




Sé lo que piensas... Piensas que todo fue un error... Piensas que te engañé y que por eso me fui con otro... 

Esperabas que, como siempre, te contestara el teléfono cada vez que llamabas, y que estuviera disponible y lista para complacerte, cada vez que tu quisieras. Lo reconozco, te amaba y por eso lo hacía. Por eso siemore estaba ahí para ti.

Recuerdo que cuando supiste que había conocido a alguien, que salíamos de viaje y que estaba feliz, me reclamaste el haberte mentido. 

Todavía conservo tu último mensaje. Te imagino dolido y lastimado. Creo que ahí fue cuando me di cuenta que si me querías. Ni tú sabías cómo, ni porqué, ni para qué... Pero no me cabe duda de que me querías. 

Nunca te dije que el tiempo que estuve contigo, lloraba porque te extrañaba, porque tenía necesidad de ti y no te tenía, porque quería dedicarte mi vida y tu no podías corresponderme de la misma forma. 

Y justo, cuando peor me sentía, apareció esa persona... Esa persona que tanto detestas y que me dio algo que tú jamás ibas a darme, aunque ahora digas lo contrario.

Cuando no había vuelta atrás y yo ya había tomado decisiones, apareciste una vez más para decirme: "Yo estaba arreglando mi vida para poder estar contigo... Yo me veía viviendo contigo porque te amaba". 

Entonces  me invadió una profunda tristeza, mientras pensaba porqué jamás me lo dijiste, porqué tus acciones no correspondían a eso que ahora me decías... En el fondo me convencía a mí misma de que tú me estabas mintiendo, que eras igual a todos aquellos hombres que le prometen cosas a su amante a sabiendas de que no podrán cumplírselas. 

Ahora, en mis circunstancias, me reclamas, me juzgas, me dices que me equivoqué, que tomé muy malas decisiones. Peor aún, intentas mostrar una preocupación que a mi más bien me parece lástima. Ese maldito sentimiento que no debiera existir. Lástima porque las cosas con "ese hombre" no funcionaron, lástima porque decidí afrontar nuevas responsabilidades yo sola... Detesto la lástima, pensé que lo sabías. Pensé que me conocías lo suficiente para saber que no iba a permitirte que me juzgaras y mucho menos que me lastimaras más.

El día de hoy me di cuenta que ese amor que nos teníamos era tan grande, que no nos permite ser siquiera amigos. Yo sigo creyendo que algún día te volveré a ver, que algún día te volveré a abrazar y tu... Tú no sé que piensas... Te regodeas jugando con mis sentimientos y mi tiempo. Y ya no estoy dispuesta a soportarlo más.

Reconozco que sí, fuiste el amor de mi vida. Te amé como a nadie he amado, me hiciste tocar el cielo cada segundo a tu lado. Es más si pudiera, te seguiría amando. 

Pero ya no. Ya no más. Me has demostrado que puedes ser el más hiriente de los hombres, el más burlón, el que más me juzga, el que juega a ser el amigo y actúa como verdugo.

Hoy tengo algo que ocupa más mis pensamientos y que me invita a luchar y a ser feliz, así que no puedo tenerte más en mi vida, reprochándome, mintiéndome, y haciéndome creer que algún día volveré a verte...

Ya no. Hoy te suelto y te pido que me sueltes. Hoy te digo adiós. Adiós para siempre.