miércoles, 5 de marzo de 2014

Decisiones...

Hasta hace poco tiempo, estaba más convencida de no formar una familia que de formarla. Más bien, estaba confundida, como estoy confundida aún acerca de muchas cosas (situación que básicamente me he dedicado a demostrar en muchos de mis posts). Cagaderos mentales que les dicen.

Pero un buen día sucedió: mi hermana se embarazó y en esta ocasión pude vivir muy de cerca su embarazo: su pancita creciendo, su bebé moviéndose, las pataditas...

Confieso que desde hace muchos años, he vivido varios embarazos de mis amigas y visto muchos bebés recién nacidos. Y yo con mis miles de dudas existenciales me montaba  en la idea de "Quizá no... Me preocupa que el agua se esté acabando, los temblores, la inseguridad, que siga ganando el PRI, las guerras, el bullying, etcétera". Lo sé. Súper dramática. 

Durante el embarazo de mi hermana se me revolvieron las emociones (sí, más). De repente a mi alrededor veía puras familias -mamá, papá e hijitos-  y me empezaron a dar ganas de tener algo igual. Me pregunté sí aún podría tenerlo aún cuando no tenía una pareja que tuviera los mismos deseos que yo, cómo cambiaría mi acelerada vida si formara una familia, con qué tipo de hombre me gustaría estar y cosas así. Me puse a pensar realmente qué quiero en mi vida en ese plano. 

Debo confesarlo. Cuando empecé con mi licuado emocional corrí con mi psicoanalista porque de verdad pensé que ya me estaba volviendo loca y neta, si estaba un poco angustiada.

Afortunadamente, ella me dijo que eso sucedía en muchas mujeres de mi edad (o sea ¿pooooor?), cuando alguna de sus familiares más cercanas se embarazaba, pero que eso podría ser la pauta para definir lo que en verdad quería y luchar por ello, sin hacerme la chingoncita vale madres (eso no lo dijo ella, eso concluí yo después de la hora de terapia).

Hace unos días y después de varios meses e incluso años de pensarlo, lo decidí. Y decidí que quiero una familia. Y sí, quiero "el kit completo" como dice una amiga. Definitivamente ni siquiera sé sí podré tener hijos pero quiero estar con alguien que lo desee tanto como yo. Quiero estar con un hombre con el que pueda tomar decisiones en conjunto, con quién pueda caminar, luchar por algo, y devolver el camino si es necesario, cambiar la estrategia y seguir caminando. Y eso, supongo que sería el inicio de una aventura maravillosa. Eso sería una familia aún cuando no tuviéramos hijos o decidiéramos adoptar si no pudiéramos tenerlos.

Algunas personas me han dicho lo siguiente: "¿Con esos horarios de oficina? ¿neta?"; "Sí sabes que ya no vas a poder correr, ¿verdad?"; "Olvídate de ver a las UVAS"; "No habrá hombre que te siga el ritmo", y así cositas (la gente es taaaaan encantadora en ocasiones).

Mi respuesta es que TODO se puede acomodar. Se acomodan los horarios, se acomodan las actividades y se acopla la pareja. Me consta y lo he visto con varias personas, así que seguro lo haría yo también.

Equiiiissss... Lo importante es que el día de ayer, llegó a este mundo quien, hasta ahora, es la única persona que podrá hacer de mí lo que quiera. Y es que oficialmente me estrené como tía y puedo decir que ha sido una experiencia maravillosa. Ver a alguien tan chiquito, tan indefenso pero tan fuerte a la vez y con todas las ganas de vivir, solamente me ha hecho confirmar mis planes. Mis planes de tener una familia y una pareja estable. 

Ojo. No me estoy obsesionando con tener un hijo. Bien podría nunca darse de la forma como yo pienso. Tampoco quiero ser madre soltera (gracias de antemano a quien se aviente la guarrada de decirme "Yo te hago un hijo" pero no), ni me voy a hacer una inseminación artificial eligiendo espermas de un bonito catálogo súper prometedor. Respeto y admiro profundamente a las mujeres que lo hacen, a mí la verdad me faltaría valor para aventarme el numerito yo sola por lo menos en un inicio, y además, definitivamente quiero el kit.

No crean que por eso ya me volví súper tradicionalista, no sería yo la neta. Sigo respetando muchísimo las  diferentes formas de relación que puede haber entre las personas y entre las familias. Sigo creyendo firmemente que no necesariamente las personas deben estar casadas para tener un hijo o vivir juntas para ser una verdadera pareja. Defiendo con mucho ahínco la diversidad sexual y familiar. Y más bien, defiendo el derecho que tienen todas las personas de ser felices a su manera y como mejor les parezca, siempre y cuando no lastimen a los demás o a sí mismos. 

Solamente que ahora, se trata de mi felicidad y de mis sueños. Y como por fin sé lo que quiero, estoy dispuesta a pedirlo a la vida, más convencida que nunca. Y lo que quiero es una familia.

*Para ese angelito que llegó a mi vida y que me hizo aterrizar mis ideas y deseos. Gracias. 

1 comentario:

  1. Hermoso Gin! Me encanta leerte así, tan firme con tus ideas y con tus sueños. Ten por seguro, que el Universo (Dios, la Naturaleza, Buda o ese ser supremo en quien crees) confabulará para que tengas lo que quieres. El primer paso está dado y es el más difícil. Te admiro.

    ResponderEliminar