lunes, 18 de abril de 2016

Desprenderse...


Hoy fue el día. Mi hijita de 8 meses por fin entró a la guardería.

Toda la semana estuve diciéndole que la escuela es lo máximo (y en verdad lo pienso), y que a mami le gustaba mucho estudiar (lo cual es cierto, no en balde la especialidad, la maestría y bla, bla, bla).

Creo que más bien yo intentaba convencerme a mí misma, más que a ella, de que todo estaría perfecto y de que mi pequeñuela sería muy feliz conviviendo con otros bebés y realizando nuevas actividades.

Pasamos una noche tranquila, y curiosamente, por primera vez, mi chiquita permaneció dormida en nuestra cama (no me linchen por ser amante y defensora del colecho), a pesar de que yo me levanté.

Eso me sorprendió, pues hasta el sábado, yo me alejaba de la cama y ella me reclamaba con lloriqueos y gritos.

En cambio el día hoy, pude desayunar, terminar de preparar su pañalera y prepararle su cereal. Luego mi hija se despertó, estiró su cuerpecito, se dejó vestir y desayunó su cereal tranquilamente.

Estaba seriecita pero sonreía. Parecía que entendía perfecto que a partir del día de hoy cambiaría nuestra rutina.

Nos trasladamos a la guardería y entonces pasó lo siguiente: una maestra la cargó en la entrada y mi hijita sin chistar y sin derramar ni una sola lágrima se abrazó a ella y entró a su escuelita.

Me quedé con el corazón apachurrado pero muy orgullosa de ella. Mi bebé esta creciendo, y al parecer será una niña muy segura de sí misma, muy tranquila, y muy entendida. Le agradecí en el alma que no llorara porque si no yo no hubiera podido dejarla. Le agradecí en silencio su sonrisa y sus enormes ojos mirándome y transmitiéndome paz y amor.

Hoy me siento un poco triste pero agradecida con la vida por permitirme ser madre de una chiquita hermosa y encantadora. Mi mejor maestra de vida. Quien el día de hoy me demostró que la "angustia de la separación", al menos para nosotras, la padezco más yo que ella.

Así que bueno, mientras en estos momentos seguro ella anda por ahí jugando y echando relajo con sus compañeritos, e incluso quizá ya le jaló el cabello a alguno, su mami está tratando de desprenderse emocionalmente y no puede evitar derramar algunas lagrimitas.

Mi nenita adorada, amo caminar contigo tomadas de la mano. Amo que estés creciendo, amo que seas mi maestra y amo ser tu mamá. Te amo con todo el corazón mi chiquitolina y estoy muy orgullosa de ti.

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