"¡Amorito! ¿Cómo estás? ¿me extrañaste?", pregunta mami, mientras papi esboza una gran sonrisa, franca, sincera y que emana gusto y felicidad por su esposa amada.
Esta parecería una clásica escena de una pareja recién casada, pero no. Papi y mami están a punto de cumplir 45 años de casados y es sorprendente cuanto amor se respira cuando uno tiene la oportunidad de convivir con ellos y observarlos.
Por lo que pude saber, cuando se casaron, después de ser buenos amigos y de un cortejo que me imagino hermoso, en aquellos años donde una cita linda era ir a tomar un helado, esperaron siete años para tener hijos. Durante ese tiempo, viajaron, se conocieron y supongo, fortalecieron muchísimo su amistad, lo cual les permitió sentar las bases de un sólido matrimonio.
Puedo imaginar perfectamente a mami haciéndole de comer a papi sus platillos favoritos, y a papi cuidando que no le faltara nada a mami y que ella se sintiera segura. Puedo imaginarlos viajando tomados de la mano y procurándose en todo momento. Me imagino también la felicidad que sintieron cuando tuvieron a sus hijos, pues eso era la mayor muestra de amor del uno para el otro. En cambio, difícilmente puedo imaginar que alguna vez se hayan lastimado u ofendido, lo cual seguramente no implica que jamás haya habido desacuerdos.
Así pasaron 45 años, hasta el día de hoy que permanecen juntos.
Debo reconocer que últimamente las parejas no se comprometen de la misma forma en que papi y mami lo hicieron, y que en la actualidad es muy fácil pensar en tirar la toalla. A veces, yo misma lo he pensado cuando vislumbro alguna dificultad con mi esposo o algún problema que me parece imposible de resolver.
Papi y mami me dieron una gran lección de amor cuando los conocí. Hace poco tiempo, papi tuvo un problema médico que ha requerido muchísima atención y cuidados. Un problema que quizá muchos hubieran renunciado a enfrentar. Mami no lo hizo. Diariamente se levanta y ayuda a papi en sus terapias. Juega con él, hacen ejercicios, le da masaje en su rostro y está muy al pendiente de sus medicamentos y de cualquier cosa que papi pudiera necesitar. Papi en respuesta, agradece todo eso sonriendo francamente, riendo a carcajadas y besando la mano de su esposa. Ellos siguen luchando hombro a hombro sin quejarse y sonriendo. Mami incluso dice que su intención es conservarse bien y sana, por y para papi. Creo que tenía mucho tiempo que yo no me percataba de tantos actos de amor.
Sorprendida por lo que veía, pregunté a mami cual era el secreto de tanta felicidad y de una relación tan bonita. Mami me contestó: "La base ha sido el respeto mutuo". No pudo ser mejor la respuesta.
Ese mismo día decidí que yo quería un matrimonio igual de sólido. Ese día me di cuenta que el amor, el verdadero amor, trasciende cualquier obstáculo si eres paciente, tolerante, respetuoso y sobre todo, cada día amoroso.
Hace poco leí que amor es haber elegido a alguien, y volverlo a elegir todos los días. Trillado o no, sé de un matrimonio que lo hace cada momento.
Papi y mami, gracias por esta gran lección de vida.
*Con dedicatoria especial a la persona que me permitió conocer a sus maravillosos padres.