Pues sí, hoy corrí 10 km en la hermosa ciudad de Puebla. Mis primeros 10 del año, porque había estado lesionada.
La emoción empezó como a las 12.20 de la noche, pues literal, el piso se movió como nunca y yo me espanté muchísimo. Llamadas, whatsappeos y mi corazón que definitivamente estaba nervioso, me impidieron descansar lo suficiente.
Sin embargo, desde las 5.30 de la mañana me empecé a sentir emocionada por la carrera. Me vestí, me maquillé los ojitos (porque dije que jamás volvería a salir en las fotos como pambazo o llena de ojeras) y alisté mi ipod.
Partimos entonces hacia donde sería la carrera que iniciaba en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Hubo dos cosas que me sorpendieron. La primera es que la vista estaba espectacular y no hacía tanto frío como yo suponía. La segunda es que la carrera no estaba, digamos, atascada. Eso, eso era una maravilla, estimando que en el DF, algunas carreras se han vuelto imposibles de correr entre el tumulto y los empujones.
A las 8.10 fue el disparo de salida. Y ahí voy!! Con mi Garmin nuevo (que después comprobé que no sé usar aún), y toda la actitud. He de confesar que yo no tenía intenciones de hacer un tiempo específico, pues de acuerdo a mi entrenamiento para el medio maratón de la Ciudad de México, sólo debía correr 7 kms.
El camino empezó con subidas y bajadas no tan pronunciadas y una bonita ruta por la zona de Angelópolis.
Todo iba bien hasta el kilómetro 8. El sol estaba muy fuerte y empecé a sentir ganas de vomitar. Además el tobillo me dolía mucho y empezaba a cojear. Sin embargo, hubo personas entusiastas que me animaron a seguir y justo antes de la meta una chica que me gritó: "Dale, ya te falta nada". Y entonces, crucé la meta. Feliz, contenta y en 1.06 horas. No es el tiempazo pero estuve muy feliz de, cuando menos, haber completado mi entrenamiento.
Como siempre, saliendo me tomé unas cuantas fotos y coincidí con el keniano que ganó el medio maratón... En 1.15!! (con razón a veces pienso que solamente troto!). En la foto siguiente aparezco con él. Sé que no me entendió muy bien cuando se lo pedí, pero a final de cuentas nos la tomamos ;-)
En fin, fue una buena carrera, aunque aprendí varias cosas sobre mí misma y mi resistencia:
1. Definitivamente no es lo mismo entrenar en Viveros donde el calor se minimiza con tanto árbol, que hacerlo a pleno rayo de sol en la calle.
2. Úrgeme un cinturón con botellas de agua porque el calor y la insolación están gruesas y les tengo pánico desde la última vez que fui a andar en bici y pasé una tarde con fiebre, escalofríos y náuseas. También quizá deba usar una gorra.
3. Contar del 1 al 100 como alguna vez leí, puede ser buen método para concentrarse en otra cosa que no sea el dolor, el cansancio o las pendientes.
4. Es importante entrenar pendientes porque sólo así les perderás el miedo (y créanme, yo les tengo pánico y reconozco que cuando corro por Chapultepec-Los Pinos, hay una pared -subida súper pronunciada-, que hace que me pare en seco).
Finalmente, este año mi papá cumplió once años que falleció y además es día del padre, así que mi medalla se la dedico a él, que me enseño mucho de lo que ahora sé, y que con su ejemplo, me convirtió en la mujer que soy ahora. Te amo papi!!
MARAVILLOSO GINITA!!! Excelente reseña de tu regreso a las pistas :D La gorra es vital como dices, máxime en carreras oficiales donde, en efecto, no habrá arbolitos de Vivieros. Tu papá SIEMPRE vivirá así q te escuchó y te bendijo TQ Sandra Said
ResponderEliminarQuerida Sandy. No sabes como me costó esta carrera, pero la diafruté mucho y aprendí aún más. Como bien dices, mi papi presente, así como Mau contigo! :))
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