sábado, 22 de marzo de 2014

Una cenita especial...


Hoy hice algo que en mi vida había hecho. Me fui a cenar sola a un restaurante. La verdad moría de hambre y me dije: "Que asco llegar a casa y cenar lo único que hay: gelatinas light. O pido tacos o algo, pero no más gelatinas por ahora. Necesito algo verdaderamente poderoso". De repente me acordé de un lugar que denomino "Mi lugar favorito de la Nápoles" y que en realidad no es nada espectacular: hamburguesas, pizzas, alitas y chelas en un ambiente muy western, pero que por alguna extraña razón a mí me encanta.

El caso es que me atreví y llegué al lugar sola. Bueno, ni tan sola. Básicamente llevaba celular y con ello el telegram, el whatsapp y el tuiter. O sea, sola, sola, lo que se dice sola, en realidad no estaba. Y ahí estaba esperando a que me trajeran de comer mientras chacoteaba muy amenamente en todas mis redes sociales, cuando de repente mi pila marcó 1% y luego se apagó. "¡Ohmaigod!" -pensé- "Ahora sí que estoy sola contra el mundo. Sola cual forever alone en un restaurante".
 
Ni modo, decidí relajarme y empezar a comer mientras escuchaba música ochentera que sinceramente me invitaba a quedarme (soy de esa época, ¿qué esperaban?).

Una vez que terminé de cenar, decidí hacer lo que más me gusta: escribir. Y literal agarré mi agenda y empezó mi verborrea mental. Una especie de lluvia de ideas sin sentido que me estaban divirtiendo mucho. La cuestión es que mientras escribía me sentía... ¿cómo decirlo?... creo que me sentía empoderada, dueña de mí misma y muy orgullosa por haber logrado dar este pequeño paso.


Para que se rían un rato, les reproduzco aquí el montón de ideas y cosas locas que pensé mientras estuve en este lugar. Sí, sola pero con la mejor compañía: yo misma.

- "Vaya que este lugar es curioso... me hace sentir como en una película del Oeste". Básicamente, créanme que sin celular, tuve que ser observadora. Podrían intentar alguna vez y se darían cuenta de muchas cosas que pueden pasar desapercibidas a nuestros sentidos.

- "La canción de "Happy" me pone taaaan de buen humor... Deberían ponérmela en la oficina cuando me vean grinch". Atención los que me lean y trabajen conmigo.
 

- "Equis, no es la primera vez que hago cosas sola. Cuando estaba en la universidad me iba a estudiar a un café y ¿que tal cuando me iba a Veracruz a ver a mi papá?, tipo alguien audaz vive en mí".

- "¡Súper! ya solo faltan dos clases de la materia de arbitraje internacional y ¡los viernes seré libre!!!". Lo reconozco, a veces me harto de la maestría.

- "Necesito un descanso. Me voy a ir a la playa la próxima semana". Sí... así de intensa soy cuando hago planes.

- "Claroooo... ya me tragué una hamburguesa pero quiero playa, ¿verdad? supongo que tendré que correr 10 kms  el fin de semana para bajar todo lo que decidí cenar".


- "Órale, los que están sentados atrás de mí, se traen una plática bien profunda sobre un novio de secundaria que según "ya no importa" pero que a leguas se ve que recuerdan con nostalgia".
  
- "Cadena de oración para que mi tarjeta pase y encuentre mi coche a la salida. ¿Porqué no he bajado la aplicación esa que me comentaron del estacionamiento caray?". No se angustien, mi tarjeta sí paso y encontré el vehículo... aunque me perdí para llegar a mi casa. Sin Waze no funciono... siempre lo he dicho.

- "¿Cuántas semanas faltan para el Medio Maratón de la Ciudad de México? Tengo que entrenar". Y sí... organicé mi calendario para hacerlo.

-  "Eso de verme más joven de lo que soy es una chinga... tengo pegue con puro chavito. Me van a denunciar por estupro."

- "Los de al lado hablan de que a uno de ellos lo abandono su mamá y nos viene manejando el conflicto existencial con las mujeres".

- "Sospecho que no hice muy bien la dieta esta semana". Obvio mientras le daba tremenda mordida a mi hamburguesa.

- "Mi letra manuscrita me recuerda cada vez más a la de mi papá. A huevo... soy su clon".

- "Comí de más y mi estómago lo sabe... pastillas para la colitis, vengan a mí rait nau". A esta hora ya me siento mejor... digo, por si estaban con el pendiente.

- "Es tardísimo y no leí lo de la escuela... que bueno que los politólogos son bien intensos y aman acaparar la clase." Más me vale que esta predicción si se cumpla porque preferí bloggear a estudiar.

- "A lo mejor piensan que soy escritora (ay ajáaaa... ya quisiera) vertiendo un chingo de ideas incongruentes con la pluma que amablemente me facilitaron y que por cierto tengo que devolverle a la hostess".

¿Les parece disparatado lo que leyeron? A mí sí. Y mucho. Pero ¿saben?, esta date conmigo misma la disfruté muchísimo. Créanme, se necesitan pantaloncitos para meterse sola a un restaurante a cenar, pero les tengo una graaaaaan noticia. No es tan grave y como no somos el centro del universo, nadie nos observa como bichos raros o nos pregunta que hacemos ahí cenando solos.

Así que los invito a no tener pánico y animarse a realizar actividades en compañía de ustedes mismos. No sé... quizá un cinito el domingo por la tarde podría ser excelente opción.


*Nota: mientras escribo esto, se escucha la canción de "Happy" como por décima vez... y es que así me siento... muy muy feliz.

sábado, 15 de marzo de 2014

Lágrimas...


Lo había hecho muy bien, simple y sencillamente porque estos días he tenido experiencias y momentos espectaculares (el mejor y conocido por todos, el nacimiento de un angelito); porque soy excelente actriz cuando me lo propongo, y porque definitivamente detesto (más bien detestaba) llorar y que se me hinchen los ojos como sapo (esto sigue sin gustarme, definitivo). 

Así que parecía que todo iba viento en popa. En esta semana estuve saliendo con mis amigas, trabajando muchísimo, sonriendo siempre y teniendo una excelentísima actitud. Jamás salí de mi casa hecha una piltrafa (antes muerta que sencilla, obvio) y no hubo un momento en que se asomara ni rastro de desánimo.

Excepto que hubo días en que no pude dormir... ya sé, Morfeo es especialista en dejarme plantada algunas noches. Pero cuando por fin lograba conciliar el sueño, a eso de las 2 de la mañana, pasaba que me seguía hasta las 8 y evidentemente no me levantaba a hacer lo que en teoría me encanta: correr. Además, hubo días en que me sorprendí a mí misma sintiendo un nudo en la garganta, incluso por las situaciones más inverosímiles. Digamos que venía manejando la sensibilidad extrema y tenía una sensación horrible de vacío en el pecho, tanto frente a un niño de la calle, como ante la noticia de algún desaparecido.

"Equissssss", me decía, "No pasa nada, seguro es el tan famoso, conocido y odiado SPM o algo así meramente hormonal, digo, no sería raro, soy mujer". Pero no, no era. Ahora me doy cuenta que eran un chingo de sentimientos encontrados y guardados por ahí en un rincón. Ocultos tan bien, que hasta parecía que habían desaparecido.

El miércoles estaba acomodando tranquilamente unas fotos y videos, cuando de repente me tope con un regalo que alguien me hizo en un cumpleaños. El regalo consistía en un video con las mañanitas tocadas magistralmente por esa persona. Y sí, algo que pareciera tan insignificante, vino a hacer una revolución, abrió todos los cajones que se encontraban cerrados, y entonces sucedió. Me puse a llorar como Magdalena.

No, no fue ese llanto de drama, de desesperación, de capricho o enojo. Tampoco fue un llanto de tristeza o depresión, He tenido de todos, así que sé de lo que hablo. En esta ocasión fue diferente. Fueron lágrimas saliendo desde lo más recóndito de mi alma, silenciosas y constantes. Lloraba por todo y por nada a la vez, por los buenos recuerdos y por los malos, por quienes estaban y por quienes se habían adelantado en el camino. Eran lágrimas purificadoras, de esas que limpian la mente y el corazón. De esas que salen cuantiosamente y te hacen caer rendida y dormir profundamente, con la sensación de haber liberado muchas cosas, de haber soltado y de haber crecido, madurado.

Reconozco que, a partir de ese día, no he cerrado la llave y sí, lo digo orgullosamente, me he dado el gran regalo de darme un tiempo y llorar abiertamente. Digamos que, llorando, he enfrentado el gran temor que me daba hacerlo. 

Con esto no pretendo que nadie venga y me diga cosas como: "¿A quien hay que madrear?"; "Necesitas salir más y no quedarte sola"; "Seguro estás deprimida, que te manden chochos", y la peor "Pobrecita, no llores, ¿que te pasa?". Y les voy a decir porque no necesito esa clase de comentarios (digo, aunque agradezco su buena intención). No lo necesito porque este proceso lo estoy disfrutando y he aprendido que lagrimear un poco es tan valioso como sonreír. 

Así que básicamente, no se preocupen si me ven con ojos de sapo algún día (aunque les prometo que me pondré todas las compresas de té de manzanilla que sean necesarias para que no se note tanto), porque llorar es parte de crecer. Y yo estoy creciendo emocionalmente. Me estoy preparando y estoy limpiando para dejar mente y corazón impecables para todo lo bueno que está tocando mi puerta.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Decisiones...

Hasta hace poco tiempo, estaba más convencida de no formar una familia que de formarla. Más bien, estaba confundida, como estoy confundida aún acerca de muchas cosas (situación que básicamente me he dedicado a demostrar en muchos de mis posts). Cagaderos mentales que les dicen.

Pero un buen día sucedió: mi hermana se embarazó y en esta ocasión pude vivir muy de cerca su embarazo: su pancita creciendo, su bebé moviéndose, las pataditas...

Confieso que desde hace muchos años, he vivido varios embarazos de mis amigas y visto muchos bebés recién nacidos. Y yo con mis miles de dudas existenciales me montaba  en la idea de "Quizá no... Me preocupa que el agua se esté acabando, los temblores, la inseguridad, que siga ganando el PRI, las guerras, el bullying, etcétera". Lo sé. Súper dramática. 

Durante el embarazo de mi hermana se me revolvieron las emociones (sí, más). De repente a mi alrededor veía puras familias -mamá, papá e hijitos-  y me empezaron a dar ganas de tener algo igual. Me pregunté sí aún podría tenerlo aún cuando no tenía una pareja que tuviera los mismos deseos que yo, cómo cambiaría mi acelerada vida si formara una familia, con qué tipo de hombre me gustaría estar y cosas así. Me puse a pensar realmente qué quiero en mi vida en ese plano. 

Debo confesarlo. Cuando empecé con mi licuado emocional corrí con mi psicoanalista porque de verdad pensé que ya me estaba volviendo loca y neta, si estaba un poco angustiada.

Afortunadamente, ella me dijo que eso sucedía en muchas mujeres de mi edad (o sea ¿pooooor?), cuando alguna de sus familiares más cercanas se embarazaba, pero que eso podría ser la pauta para definir lo que en verdad quería y luchar por ello, sin hacerme la chingoncita vale madres (eso no lo dijo ella, eso concluí yo después de la hora de terapia).

Hace unos días y después de varios meses e incluso años de pensarlo, lo decidí. Y decidí que quiero una familia. Y sí, quiero "el kit completo" como dice una amiga. Definitivamente ni siquiera sé sí podré tener hijos pero quiero estar con alguien que lo desee tanto como yo. Quiero estar con un hombre con el que pueda tomar decisiones en conjunto, con quién pueda caminar, luchar por algo, y devolver el camino si es necesario, cambiar la estrategia y seguir caminando. Y eso, supongo que sería el inicio de una aventura maravillosa. Eso sería una familia aún cuando no tuviéramos hijos o decidiéramos adoptar si no pudiéramos tenerlos.

Algunas personas me han dicho lo siguiente: "¿Con esos horarios de oficina? ¿neta?"; "Sí sabes que ya no vas a poder correr, ¿verdad?"; "Olvídate de ver a las UVAS"; "No habrá hombre que te siga el ritmo", y así cositas (la gente es taaaaan encantadora en ocasiones).

Mi respuesta es que TODO se puede acomodar. Se acomodan los horarios, se acomodan las actividades y se acopla la pareja. Me consta y lo he visto con varias personas, así que seguro lo haría yo también.

Equiiiissss... Lo importante es que el día de ayer, llegó a este mundo quien, hasta ahora, es la única persona que podrá hacer de mí lo que quiera. Y es que oficialmente me estrené como tía y puedo decir que ha sido una experiencia maravillosa. Ver a alguien tan chiquito, tan indefenso pero tan fuerte a la vez y con todas las ganas de vivir, solamente me ha hecho confirmar mis planes. Mis planes de tener una familia y una pareja estable. 

Ojo. No me estoy obsesionando con tener un hijo. Bien podría nunca darse de la forma como yo pienso. Tampoco quiero ser madre soltera (gracias de antemano a quien se aviente la guarrada de decirme "Yo te hago un hijo" pero no), ni me voy a hacer una inseminación artificial eligiendo espermas de un bonito catálogo súper prometedor. Respeto y admiro profundamente a las mujeres que lo hacen, a mí la verdad me faltaría valor para aventarme el numerito yo sola por lo menos en un inicio, y además, definitivamente quiero el kit.

No crean que por eso ya me volví súper tradicionalista, no sería yo la neta. Sigo respetando muchísimo las  diferentes formas de relación que puede haber entre las personas y entre las familias. Sigo creyendo firmemente que no necesariamente las personas deben estar casadas para tener un hijo o vivir juntas para ser una verdadera pareja. Defiendo con mucho ahínco la diversidad sexual y familiar. Y más bien, defiendo el derecho que tienen todas las personas de ser felices a su manera y como mejor les parezca, siempre y cuando no lastimen a los demás o a sí mismos. 

Solamente que ahora, se trata de mi felicidad y de mis sueños. Y como por fin sé lo que quiero, estoy dispuesta a pedirlo a la vida, más convencida que nunca. Y lo que quiero es una familia.

*Para ese angelito que llegó a mi vida y que me hizo aterrizar mis ideas y deseos. Gracias.