jueves, 2 de enero de 2014

Propósitos de Año Nuevo "ebrigüer"

Sonaron las doce campanadas que indicaban que ¡por fin! el 2013 había terminado... Y después de la fiesta, los abrazos, los brindis, las uvas y una laaaaaarga siesta de recuperación (porque básicamente digamos que no es lo mismo tres mosqueteros que veinte años después) llegó el 1 de enero de 2014 y con ello, muchísima información acerca de los propósitos que mis amistades y familiares habían hecho para empezar bien el año...
 
Así, mientras me comía un montón de galletas azucaradas con hartas calorías y leía los mensajes whatsapperos de mis adoradas amigas UVAS que estaban haciendo ejercicio, dejando de fumar y comiendo sanamente, me dije: "Ay goeeiiii.... ¿y ahora? no hice ningún pinshi propósito de año nuevo... es más... ni siquiera los pensé y lo único que tengo claro -mientras, agarraba otra galleta con cubierta de chocolate, sí, otra- es que mínimo debería proponerme empezar a comer más sanamente por aquello de los kilos que se acumularon en las fiestas navideñas".

Estaba en ese dilema cuando ví pasar por mi Time Line de Tuiter un post que decía algo así como "quien quiere hacer las cosas las hace en cualquier momento y no necesariamente espera a que sea año nuevo". Ese tuit me hizo reflexionar y recordé algunos casos de personas que en el momento y fecha menos esperados decidieron hacer cambios sustanciales en su vida, que un día despertaron, tuvieron el valor de tomar acción y modificar sus circunstancias (digamos que tuvieron huevos, como se diría vulgarmente).

Conozco personas que un día de mayo despertaron y dijeron: "Hoy dejo de fumar", punto, así, por sus gumaros. Chicas que estaban pasadas de peso que un agosto se pusieron a comer súper sano y a hacer ejercicio, y para diciembre se veían hiper bien (tengo sentimientos encontrados hacia ellas... no sé si es genética o disciplina o qué, pero les prometo que algunas lograron lindas figuras... y siento entre entusiasmo porque supongo que si se puede, y un poquito de odio porque no soy yo).

He visto hombres y mujeres que en cualquier momento tomaron las riendas de su vida y cambiaron incluso de comportamiento: empezaron a ser puntuales, a hacer algo por los demás, a ser menos críticos, a usar menos el celular, a convivir una vez al mes con sus familiares, a estudiar una maestría, a cuidar más su salud, a leer un libro, a decir no, a darse tiempo para ellos mismos, a deshacerse de relaciones enfermizas, a alejarse de los vicios, a buscar ayuda profesional para superar alguna adicción, etcétera.

Y lo que tienen en común todas esas personas es que un día cualquiera abrieron sus ojos con una ilusión, un deseo o una idea en su cabeza, y tuvieron los huevos de llevarla a cabo y no sólo eso, afrontaron las consecuencias de sus decisiones.

La verdad, no pretendo desilusionar a nadie con sus propósitos de año nuevo, es más, yo seré la primera en aplaudir sus logros, apoyar sus decisiones y presionar para logren sus metas. Solamente que en esta ocasión yo decidí, un poco por desidia y otro poco por gusto, dejar de lado la complicada elaboración de los mismos y vivir el día a día, dando rienda suelta a las decisiones que ronden mi loca cabeza.

Por lo pronto, he decidido dejar la dieta para cuando regrese de la vacación, así que voy por unos chocolates, comper...

¡Feliz Año 2014!