jueves, 19 de diciembre de 2013

Soltera a los 35...

Estaba justo pensando en hacer mi recuento del año 2013, cuando llegó un video a mis manos. El video se titula "35 and Single" y fue hecho por Paula Shargorodsky en base a su propia vida. Es un trabajo altamente recomendable que pueden ver aquí: http://www.youtube.com/watch?v=m56qQXKy72A


Si ya lo vieron, entonces podrán entender porqué me sentí TAAAAAN identificada. Para empezar, yo también tengo la pantalla de mi celular hecha trizas, un tiradero en mi departamento de soltera, ya tuve al novio perfecto que mi familia amaba y con quien tampoco me quise casar, y estoy convencida de que no quiero seguir en el desmadre amoroso como a mis 20, pero tampoco quiero un esposito perfecto... y definitivamente no quiero estar sola el resto de mi vida... ¿Quiubo? Pues nada más les digo que si para ustedes estimados lectores, esto les parece difícil de entender e incluso hasta contradictorio, nada más imagínense cómo me lo parece a mí.

En el momento en que vi por quinta vez el video (así de clavada), me puse a hacer un recuento de varios años de relaciones desordenadas en los veintes y el montón de dudas que se han apoderado de mi cabeza a partir de que llegué al tercer piso. En mis veintes tuve un novio varios años y después de que terminamos, fue un ir y venir en conocer gente. En esa época mi sueño era casarme y ser mamá, así que no sé como llegué a los treinta soltera, cuando la verdad no me faltó con quien concretar ese sueño.
 
Simplemente llegué al tercer piso y mis prioridades eran definidas: estudiar, desarrollarme profesionalmente y ser independiente. Y todo, toditito, lo he conseguido justo como deseaba. Y no, no he sido una solterona ñoñísima y mamona como bien podría pensarse. En mis treinta me he dado el chance de conocer varias personas e incluso vivir con un par (no me da pena, no tengo porqué avergonzarme y he madurado mucho con tales experiencias).

Ya tuve al novio perfecto que mi familia adoraba con locura, que tenía éxito económico y profesional, una familia encantadora y que definitivamente siempre recordaré como un tipazo. La cuestión es que algo pasaba en mí que no me sentía convencida, ni realizada, algo en mí no hacía click. Así que decidimos seguir nuestro camino por separado, muy a pesar de las personas que me rodeban y que pensaban que él era lo mejor para mí.

A raíz del embarazo de mi hermana (¡sí! voy a ser tía de una hermosa niña de la cual desde ahorita amo con locura y pasión), empecé a preguntarme más cosas y básicamente mis ideas se dividían, como en el video, de la siguiente forma: 33% de mi persona quiere ser libre e independiente, básicamente como hasta ahora ha sido; 33% quiere casarse, y 33% quiere tener hijos, el 1% restante se divide entre esos tres. ¿Que taaaaaal? Lo sé, tal y como lo mencioné al principio de este post, estos porcentajes están disparatados porque cada uno implica cosas diferentes y al mismo tiempo quería todo y nada, o sea si, perooooo... Para cada situación tenía un pero y un cuestionamiento que me llevaba a muchos otros.

Eso fue hace algunos meses. Definitivamente tenía una revoltura en mi cabeza y era evidente que mi búsqueda del hombre perfecto a partir de los treintas y dada mi grandísima imperfección, había sido un completo fracaso.
 
Sin embargo, hace aproximadamente un par de semanas simple y sencillamente decidí que me iba a dedicar a estar bien conmigo misma y dejar de estar perdiendo mi tiempo en preocupaciones innecesarias y estadísticas que ni yo misma entiendo ni logro comprender. Entendí que ser soltera es una oportunidad maravillosa que te ofrece la vida para conocerte y amarte a ti misma, y me gusta estar como estoy ahora. Sin prisas, sin angustias, simple y sencillamente en paz.
 
Justamente el día de ayer sostuve una conversación con un buen amigo a quien le dije: "Mira, definitivamente no tengo bien claro que formato quiero, pero lo que sí quiero, es estar acompañada y no pasar sola el resto de mi vida". 
 
Derivado de mi comentario, mi amigo me hizo entender lo siguiente: tratándose de relaciones amorosas y soltería, seguramente si existe "Mr. Right"... pero este debe ser MI "Mr. Right", es decir, el hombre que yo elija, el que a mí me haga sentir plena y feliz en todos los aspectos, con quien pueda compartir mis sueños y me permita ser quien soy, incluso a pesar del qué dirán, de las opiniones de las personas que nos rodean y a pesar de cualquier circunstancia que pudiera estar en nuestra contra. Digo, por algo es MI "Mr. Right" y no el de mis familiares o amistades, ¿cierto? Cada quien elige cómo y a lado de quien quiere vivir, y eso no necesariamente debe corresponder a determinados convencionalismos sociales.
 
Platicando con mi amigo, me reiteré a mi misma que el formato de acompañamiento o relación (no hablo de "matrimonio" o "unión libre", porque, en mi opinión, hay tantas formas de relacionarse en este mundo que no caben en solamente en esos dos conceptos), que utilice con ese, MI "Mr. Right", lo decidiremos juntos y no por la presión social que implica estar soltera a cierta edad. 
 
Así que bueno... hace un tiempo que deje de sentirme presionada socialmente, empecé a ser feliz conmigo misma y me sigo aventurando a conocer hombres valiosos que puedan aportar algo a mi vida, mientras conozco o alguno de ellos resulta ser MI "Mr. Right", sí, sólo mío y no el de mi familia o amistades, pésele a quien le pese. ¿Porqué? simplemente porque está en riesgo mi felicidad  y como bien dice Paula, la felicidad es una decisión, y en definitiva, se puede ser feliz con o sin un hombre a un lado, siempre y cuando estés bien contigo misma.
 
Ya sé que han leído mucho acerca de treintañeras solteras y también sé que muchas personas piensan: "hasta cree... seguro está urgidísima y se va a embaucar con el primero que se le ponga enfrente", o "si segurito no se ha casado es porque ella tiene algo mal". A esas personas, hombres y mujeres (porque la verdad todos somos bien criticones), les diría lo siguiente: la urgencia se nota y créanme que una mujer es mucho más atractiva cuando está contenta consigo misma. De verdad, pregúntenle a los hombres como huelen la urgencia a kilómetros y como les entra pánico una vez que la detectan.
 
Y otra cosa... sí, posiblemente yo sí tenga algo mal, y lo que tengo mal es que me he dado cuenta que vine a esta vida a ser feliz yo, a mi manera, sin dañar a nadie y bajo mi propio esquema, y no a satisfacer las necesidades de los demás o algún convencionalismo social que no adopto y que, por tanto, no me pertenece.
 
En conclusión, créanme que estar soltera a los treinta y tantos puede ser una experiencia maravillosa si dejamos de hacernos marañas mentales y nos dedicamos, simple y sencillamente, a ser felices, inmensamente felices.