sábado, 31 de diciembre de 2016

¡Adiós 2016!

Llevo una semana escribiendo esto. Como cada año quise recordar los eventos más importantes de mi vida, pero continuamente me veía interrumpida por la palabra mágica "mamá" o por un silencio preocupante que me prevenía de alguna travesura: paredes pintadas con plumón; refrigerador vaciado; tuppers de comida abiertos sobre el piso; fórmula para bebé regada en la alfombra, y una de las últimas: ropa recién lavada en la taza del baño (porque a fin de cuentas es agua, ¿que no?, jajajajajaja). Además, debo reconocer que mi inspiración creadora estos días ha disminuido un poco. Creo que toda se me está yendo en arreglar, pintar y organizar mi departamento para que la chiquitina y yo vivamos mejor, pero aun así, no quería dejar de escribir.

Hace un año por estas mismas fechas estaba un poco molesta. Feliz porque acababa de ser madre, pero enojada un poco con las personas que me rodeaban, con tener que regresar a trabajar, con mis nuevas responsabilidades, con tener que acomodar horarios, con mi gordura... depresión post parto o no, a decir de mis amigas, me alejé de todo el mundo y porque no decirlo, estuve nefasteando un poco. Sólo quienes me conocen muy bien y me aguantaron muy de cerca, saben que no miento y que fue duro volver a ser quien era: alegre, dicharachera, feliz. ¡Me costó como seis meses y casi me les quedo sumida en la nefastez! Pero justo cuando mi pequeña cumplió un añito volví a la normalidad. Me parece que había quedado un poco traumadita con la prematurez y quería cerciorarme de que mi beba fuera fuerte y rebasará los "meses" de edad en los que yo la seguía viendo frágil. Pero esa etapa pasó y regresé corregida y aumentada.

2016 me trajo muchas enseñanzas, una de ellas, el verdadero valor de tener una familia unida y de la amistad. Mi hija sin duda crece en una familia rodeada de amor. ¿Cómo no agradecer por tantas aventuras juntos? ¿Por las comidas, las visitas al parque (en los que la pequeña siempre quiere ser como su primita mayor), los días de campo (sí, esa vez que no prendía el carbón y nos congelábamos), las grandes celebraciones cumpleañeras (porque ¡ah como nos gusta la pachanga!), por cada momento compartido. Termino el año con la fortuna de saber que mi nenita siempre tendrá manos que la ayuden y la levanten. Lo saben familia: los amamos con todo el corazón y esperamos seguir coleccionando buenos momentos.

¡Y que decir de mis amig@s! En mi locura post maternidad me peleé hasta con una de mis mejores amigas (Mumm-Ra la inmortal lo sabe). Pero, al paso de los meses me relajé, y me di cuenta que era muy afortunada de contar con personas valiosas a mi alrededor que aceptaron a la Gina "normal" de vuelta. Y no sólo eso, puedo presumir de varios reencuentros súper afortunados (mis amigas que siempre han estado ahí pero con quienes ahora comparto la dicha de la maternidad) y de nuevos encuentros llenos de gratas sorpresas (sí, aunque algunas personas hayan salido de un grupo de solteros de Facebook medio inmundo, pero ya conté ese chisme en otro post). Al final he conservado amigos nuevos y amigos viejos (en toda la extensión de la palabra mis queridos contemporáneos), amigos cercanos y amigos lejanos (uno de ellos está en Australia, ¿quiubo?) con quienes comparto, en quienes confío, con los que discuto, con los que paso buenos momentos y a quienes recurro en caso de emergencia. Recuerdo con mucho cariño las cenas, los tacos, los tragos semanales en "el Sonorense", las celebraciones cumpleañeras, un par de bodas, los conciertos, y hasta el "Manequin Challenge". Personas que he decidido que quiero que estén en mi vida muchos años más y si se puede, por siempre. A ustedes, que seguramente saben quienes son, gracias por estar presentes en mi vida y ahora en la de mi pequeña.

Como no todo es miel sobre hojuelas, este año también me topé con gente inmunda, abusiva y convenenciera. A ellos les digo: gracias porque ya no están y gracias porque de ustedes aprendí a soltar lo que no quiero en mi vida y en la de mi hija. Ya les dí RIP, como sólo yo sé hacerlo, pero por cualquier cosa, mejor no reaparezcan nunca, de favorcito.

Este año también aprendí que soy mamá (una muy feliz y orgullosa por cierto), pero que también soy mujer. Y esta mujer disfruta mucho salir sola, leer un buen libro, platicar con sus amigos, bailar (aunque no volvería al Asha) y recientemente, hasta ser "crafty" y cocinar (leve y con recetario, ¿eh?, no se me emocionen). Y vaya que el hecho de darme tiempo a mi misma no me hace mala mamá, al contrario, cada vez me convenzo más de que esos momentos solamente míos me hacen feliz, y una mujer feliz, sin duda es una madre feliz.

Por otro lado, como mujer soltera que soy, y muy a pesar de los estúpidos estereotipos que existen acerca de las madres solteras, debo reconocer que también disfruto salir con caballeros, conocerlos y compartir, en aras de satisfacer mi propia necesidad de tener pareja. ¿Ha resultado? Jajajaja, este año no precisamente, porque me topé con sujetos que de caballeros tienen cero. Sin embargo, aprendí a amarme más, a aceptarme y a reconocer mi valía. Entendí que no por estar acompañada debo bajar mis estándares y estar con personas que son social, cultural y emocionalmente muy diferentes a mí. Ahora si que he aprendido a ser "mamona" con mis selecciones. ¡Y vaya que me costó trabajo, lágrimas y hasta dinero hacerlo! Además, mi nena merece todo mi respeto, de forma que si algún día le presento a alguien no sea cualquier pelafustán. Y si ven que estoy metiendo la pata, les pido por favor que me den un cachetadon guajolotero (en el sentido figurado ¿eh?, no me vayan a dejar toda gacha y así menos).

2016 me trajo también muchas satisfacciones como mamá. Mi pequeña ningún día ha dejado de sorprenderme con sus pasitos traviesos que se escuchan presurosos por el departamento, con sus palabritas cortas, con sus abrazos y sus miradas llenas de amor. Justo ahora que escribo esto, se come un chocolate Ferrero Rocher que ella solita sacó de la caja (tengo un poco de temor de ver como logró esto y si no encontraré una revolución en la sala... Ya fui y ya regresé. Resulta que mi angelito se comió tres chocolates, ¡que venga la energía!). Este año la chiquitina empezó a ir a la escuelita, gateó y ahora ya hasta corre. Aprendió a decir mamá y a compartir. Sin duda, mi beba es mi mayor proyecto, mi mejor compañía y mi mejor maestra. Con mi pequeña he aprendido paciencia y tolerancia. He aprendido que debo disfrutar cada instante porque los días pasan rápido y eso, afortunadamente, incluye los malos momentos. Aprendí a amar incondicionalmente, y este sin duda, es el mejor y más puro amor que existe. Nunca me cansaré de decirle: "te amo mi pequeñuela, fuiste, eres y serás siempre una ganadora".

Definitivamente, 2016 fue un año de retos profesionales y personales. Viene un año que pinta para ser intenso en muchos sentidos, pero antes de que empiece, agradezco a Dios y a la vida por lo vivido. Recuerdo lo bueno y dejo atrás lo malo. Justo a través de estas letras lo estoy haciendo (y eso que según yo andaba con flojerilla de escribir, disculparán mi chorote mareador).

Ahora sí, mi pequeña y yo estamos listas para escribir el libro correspondiente al año 2017. ¡Felices fiestas y un gran gran año a todos ustedes!

viernes, 19 de agosto de 2016

#LadyCitas


*Post no apto para los susceptibles a las groserías y los acostumbrados a mi dulzura, porque hoy no escribo desde mi lado de mamá… aunqueeeeee...  de todas formas soy un pinshi encanto, ¿verdaaaaad?*


Sé que mueren de ganas de saber cómo carajos va mi vida amorosa (seguro no, pero es mi post... soooo...). Pues les cuento que en el tema nunca he sido lo que se dice una chingona, pero parece que desde que soy mamá pues menos. Independientemente de que estoy hasta la madre de escuchar “Pero pues tú te casaste como el Borras”, “Todo por acelerada”, lo cierto es que ese asuntito está finiquitado y pues por eso me di el lujo de volverme a poner en circulación desde hace algunos meses, porque el cuerpo y la mente lo pedían a gritos (la neta).

Primero y como podrán ver en algún post anterior, bajé una de esas aplicacioncitas con las que algunas amigas y amigos la están pasando harto bien, y conocí a alguien. Uno de los tipos más intensos que he conocido ever. No mala persona, no loco, solamente intenso. Y pues dos intensitos, era evidente que aquello iba a acabar con chispas y no precisamente de amor. Ya saben, hice un pequeño dramita, solté unas lagrimitas y a otra cosa mariposa (porque mis lutos duran poco, ¿como chingados no?).

El caso es que después de esa experiencia, pero con mucho ánimo de repetirla, salí con un par de sujetos más. De las peores dates de mi vida, y que me hacían preguntarme una y otra vez “¿Que chingados hago charlando con este sujeto?”. Así que cerré la dichosa aplicacioncita para no volverla a abrir. “Pos ni que estuviera tan necesitada”, me decía. Días después me enteré que esa aplicación al parecer tiene otra finalidad. Adivinaron: tener sexo. Y yo no había tenido nada de nada, así que hasta frustrada me estaba sintiendo... #OkNot

Entonces conocí al que denominaré “el caballero”. Un tipo súper inteligente, con la mejor conversación y nada guapo. Con él juré que inteligencia mataba carita y de paso cuerpo (porque está bien que me gusten feos, fuertes y formales pero con este me la estaba prolongando porque solo tenía lo formal). El caballero en cuestión me trataba como reina. Y esta reina medio pendeja se empezó a clavar. Tache, tache, tache, porque el sujeto había sido hiper claro cuando me dijo que no volvería a tener una relación estable con nadie, lo cual era obvio después de tres hijos con tres diferentes damas. Pero ahí seguía yo reservando mi salida semanal para el dichoso caballero. Hasta que un día me confundió con su mejor amigo y me empezó a platicar de todas las ladies que le gustaban. En ese momento el caballero perdió toditito su encanto. Como me dijo una amiga que la neta si es bien chingona para esto: “Cada vez que te diga eso pregúntale si no tiene amigos y cuando el wey te conteste que porque lo dices, dile que parece que no porque te está contando a ti de sus conquistas… y no es que seas celosa, simplemente que aunque sean free, te interesa cero con quien más esté saliendo”. Y es que a lo mejor estoy mal, soy old fashion, o algo así pero de verdad ¿en qué cabeza cabe? O sea, tantito sentido común, ¿o no? A mí jamás se me ocurriría contarle a un chico con el que esté saliendo, aunque seamos free, mis aventuras con los otros dos, tres, cuatro o decenas con los que estoy saliendo simultáneamente. Neta dudes, no mamen. Búsquense un Club de Toby o algo.

Y hay de cosas a cosas. La otra vez alguien me dijo en mi oficina: “Con esos ojos, sería imposible decirte que no”. Obveeeeoooo se refería a unos documentos que yo argumenté y que se tenían que firmar, no sean mal pensados. Pero después de que me hizo ese comentario me dieron ganas de contarle mi triste historia del día en que me friendzonearon (¿no que estos ojos lo podían todo?) Así como se lee, literal, un buen día me aventé como gorda en tobogán y le llegué a un dude que juro que me latía un chingo. Y cual gorda en tobogán me di tremendo chingadazo. Quizá fue mi mood entre neta y no, que hizo parecer mi propuesta una broma, pero me mandaron por un tubo directito y sin escalas, y ¿saben? así no se pinshis puede valedores.

Cuando pensé que ya por fin me había salvado de los ligues nefastos y las frienzoneadas dolorosas, di con un grupito de Facebook, dizque para conocer pareja. Después de recibir harto mensaje de sujetos que defino como atascados (porque hasta para ser directos hay que tener clase, no me chinguen) y detectar en el dichoso grupito a los y las todos y todas mías, las y los exhibicionistas, las y los que a huevo quieren ser el centro de atención porque el pinche ego se tiene que alimentar de algo, los machistas y las intensas, me dije: “Ya basta (ahora sí) de tanta pendejada”. Y me salí, porque hasta andar de vouyerista comenzó a darme flojera.

Cabe destacar además que si eres mamá, la cosa se complica un poco. Muchos sujetines se llenan la boca diciendo que “si quieres el árbol quieres las ramas”. ¡Ay no mamen con sus frases hiper súper clicheras! Me ríooooooo…. ¿Neta les cae? Porque a mí, amiguitos (ya que estamos tratándonos como les gusta, como brothers), no me engañan. En mi juventud llegué a salir con chicos que tenían unas hermosas criaturas que, ¿porqué no?, me odiaban con odio jarocho y sus ojitos parecían pistolas. Y estoy segura que mi muñequita por muy hermosa, sonriente y tipaza que sea (porque sin duda lo es), será muy capaz de echarle ojos de “muérete” a quien ose acercárseme. No es bromita, ya me pasó. Quiubo.

Así que como podrán darse cuenta, he estado por demás, divertidísima. Parece que en estos tiempos las personas no buscan estabilidad. No matrimonio, no anillos, no hijos, no vivir juntos… simple y sencillamente estabilidad. Con toda certeza he estado buscando por los medios equivocados, porque entre los que no quieren un compromiso, los que quieren pero no se animan, los inseguros, los inmaduros y los golfos, de verdad no se hace uno. Y antes de que intenseen, ojo, no digo que todos, solo algunos (los que por pura cagada me tocan a mí básicamente #Medito).

Mejor les hubiera hecho caso a mis amigas que me decían: “Deberías ligarte al pediatra de tu beba, al fin y al cabo se llevan súper bien”. Al menos, me estaría ahorrando el costo de las consultas. #GadaMadre